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Las Campanas: testigos de la historia local

Las campanas están colocadas, en su mayor parte, en los campanarios de las iglesias y espadañas de ermitas y ayuntamientos. También lucen en lugares tan dispares como el interior de conventos y monasterios, estaciones de tren, barcos, oficinas de la Bolsa y estadios deportivos en los que se celebran pruebas de atletismo.

Su sonido sirve para transmitir noticias a los componentes de una comunidad. Nos informan de la celebración de actos religiosos y de acontecimientos civiles de interés general. Hasta ahora no se ha inventado ningún sistema de comunicación más rápido que las campanas para dar noticias a los habitantes de una localidad.

Las campanas, además de enviar mensajes, transmiten emociones: de alegría cuando suenan la víspera y días festivos, de tristeza cuando nos informan del fallecimiento de alguna persona, o de alarma si tocan por algún acontecimiento especial como en caso de incendio.
Este instrumento musical, aunque de pequeño tamaño, era conocido desde la antigüedad y fue adoptado por la iglesia católica en el siglo V. Se cree que san Paulino, obispo de Nola, mandó fundir hacia el año 400 en la región de Campania (Nápoles) las primeras campanas para las iglesias, tomando de esta región su nombre. Su uso se generalizó a partir del año 604 gracias al papa Sabino, que ordenó colocar campanas en las torres de las iglesias a fin de reunir a los fieles.

Las campanas están fabricadas en bronce y en su exterior llevan inscripciones y dibujos en relieve hechos en el momento de la fundición. Las inscripciones aportan información sobre la fecha de la fundición, la dedicación de la campana o breves textos religiosos. En la decoración destacan los motivos religiosos y también los geométricos y vegetales. Es muy habitual la presencia de la cruz colocada en la zona que se ve desde la calle. Los textos de las inscripciones hasta el siglo XVIII se escribían en latín, y posteriormente se fue utilizando cada vez más el idioma de cada país.

No hay una tipología normalizada de campanas, aunque en Occidente podemos distinguir:

     - Esquilones: estrechas y alargadas, en forma de copa de champán invertida.
     - Romanas: anchas en la parte superior y en la inferior, con forma de vaso de vino invertido.
     - Mixtas: mezcla de las dos formas anteriores.

En algunas torres de iglesias encontramos carillones o carrillones. Se llama así al conjunto de campanas con las que se puede interpretar una melodía. El sonido se produce con el golpe de un martillo activado desde el teclado de un ordenador o manualmente por el carillonista a través de un órgano situado en la planta baja del campanario. Se considera carillón si dispone de un mínimo de 25 piezas de bronce afinadas. En España no llegan a una decena los carillones existentes; los más próximos a Pamplona son el de la Iglesia Andra Mari de Amurrio y el de la Diputación Provincial de Zaragoza.

El sonido de las campanas se puede obtener de varias maneras.

Si la campana gira:
     - volteo o bandeo (giro de 360º), aunque esta última denominación en otros lugares se denomina balanceo.
     - balanceo o medio vuelo (giro de 180º), moviendo la campana en línea horizontal.
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Si la campana está fija: mediante un golpe interior con la lengua o badajo, o exterior con un martillo o mazo.
A las campanas se les denomina con un nombre relacionado con su dedicación, forma, tamaño, o por el toque para el que se utiliza.
 
CAMPANAS DESTACADAS.jpeg
Como señala Don Isidoro Ursúa, estudioso de las campanas navarras: “la vida de los pueblos se regía a golpe de campana”.

Las campanas, por el lugar privilegiado donde se encuentran, son las observadoras de los cambios de la vida de un pueblo, testigos de los acontecimientos que han sucedido en ese lugar. Sus toques tradicionales más frecuentes son:

Toques religiosos diarios:

Toque de oración, al amanecer, que señalaba el inicio de la jornada laboral.
El Ángelus, a mediodía, marcaba el descanso de la comida.
Toque de oración del atardecer, que anunciaba el fin de la jornada de trabajo, momento de regresar a casa, cenar y descansar.
“A misa”, bien por la mañana, a “misa primera” o por la tarde.
 

Toques religiosos no diarios:

Toque de agonía, que se escuchaba cuando el enfermo se encontraba a punto de fallecer. Se tocaba para que los fieles rezasen por el enfermo y el agonizante recibiera la Extrema Unción.
Toque a muerto o a difunto, que diferenciaba entre adultos, por sexos y clase social. También se distinguía si eran niños (antes de recibir la Primera Comunión).
Muerte y nombramiento del papa.
Fallecimiento de un canónigo o de un obispo.

Toque de rogativas, en el que se tañían las campanas mientras tenía lugar la procesión pidiendo agua para los campos o el cese de una peste.
Toque de fiesta.
Toque de procesiones.
Toque al rosario
Toque de vísperas de fiesta.
Toque de ánimas.


Toques civiles:

Eran responsabilidad del ayuntamiento o del concejo:
Reloj.
A concejo: convocatoria a los vecinos para tratar los asuntos generales del pueblo.
Auzolán: se utilizaba para congregar a los vecinos a trabajos para la comunidad.
Toque de apertura y cierre de las puertas de la ciudad.
A fuego.
Agrupación de ganado: toque para sacar de las casas el ganado y concentrarlo en un lugar del pueblo para llevarlo a pastar a terrenos comunales.
A rebato por una alarma general.
Toque de la llegada del médico o del veterinario al pueblo, para avisar del momento de la consulta.
Alarma: en tiempo de guerra, para avisar de la llegada del enemigo o de acontecimientos importantes como la caída de una ciudad o el fin de la guerra.
Toque de queda, utilizado en caso de guerra o de una situación de alerta temporal. Prohíbe circular por las calles al anochecer.
Toque de apertura o cierre las puertas de la ciudad.
Toque de tormentas, tente nublo o de conjuros
Toque de anuncio de la llegada del rey, o del Obispo.
Toque de perdidos, usado para orientar a los extraviados o buscar al perdido.

Las campanas de las iglesias se quedaban mudas tres días al año, desde el Gloria de la Misa del Jueves Santo hasta el Gloria del Sábado Santo. En su lugar, para llamar a los oficios, se utilizaban carracas o matracas de madera. Este instrumento de madera tiene en sección forma de aspa y dispone de martillos de madera entre los ángulos; al girarlo los martillos golpean sobre las planchas de madera produciéndose un sonido muy fuerte.
(C)MIGUEL BIÑALES (ASOC. CAMPANEROS DE NAVARRA)
 
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